Alquimistas de la Madera: la construcción artesanal de un violín

Melanie Guil
3 min readJan 13, 2021
Fernando Solar, luthier de tercera generación, en su taller de Malasaña (Madrid)

¿Y si un trozo de madera descubre que es un violín? Que cegado por el miedo, no escuchaba su música interior. ¿No merece el empeño de ser tallado? ¿No debe ser moldeado y encontrar así su propia felicidad?

Fragmento de un poema atribuido a Arthur Rimbaud (1854 -1891)

Los violines tienen alma. Y no metafórica sino literalmente. Se denomina alma a un pequeño cilindro de madera que se coloca a presión en el interior del violín, entre la tapa y el fondo. Esta pieza transmite y equilibra las vibraciones entre ambas partes del instrumento y posee la capacidad de transformar radicalmente sus propiedades sonoras. Una vez colocada, el alma es invisible a nuestros ojos, pero indispensable para la estructura y musicalidad; sin el alma, el violín no sonaría.

Más allá de este pequeño cilindro de madera, cada instrumento construido artesanalmente tiene su propia esencia, su propia sonoridad. A pesar del trabajo minucioso y milimétrico, difícilmente se encuentren dos completamente idénticos. Cada cual tiene su alma, única e irrepetible.

¿Cuál es el momento en que todas esas piezas de madera se transforman en el objeto que (re)conocemos como violín? ¿Qué sonidos se emiten en el proceso de construcción, antes de que ese violín realmente suene como tal? ¿Qué rol cumple cada pieza y cómo influyen en el todo, en la música que escuchamos?

En medio del delicado proceso de ensamblar las partes y dar vida a esa esencia se encuentran los luthiers. Un oficio milenario, que padres regalan a sus hijos a lo largo de generaciones.

Al igual que su padre y su abuelo, Fernando es luthier. Criado entre barnices y virutas, al compás de lijas, cepillos y sierras, dedicó la primera parte de su vida a estudiar el violín. Sin embargo, a los 18 años, luego de escuchar un concierto de Maksim Vengérov, decidió seguir los pasos de sus antepasados y volcarse a la construcción artesanal de instrumentos.

Hoy continúa con la tradición familiar creando y reparando violines, violas y violonchelos en el taller que desde 1950 funciona en Malasaña.

Y no es solo la pasión y la dedicación por el oficio artesano lo que heredó de su familia. Todos los instrumentos que construye están hechos de maderas de arce y abeto elegidas especialmente por su abuelo. Por los largos tiempos de secado (cuarenta años el arce y setenta el abeto), la madera constituye un preciado legado que hoy él elige para las futuras generaciones.

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Melanie Guil

creative storyteller | madrid-based arts, culture & entertainment photojournalist + writer (EN — ES) / www.melguil.com